El Ojo de la Tormenta

Por María José Hooft


Se dice que el ojo de la tormenta, el vortex, es la región de condiciones meteorológicas generalmente calmas que se forma en el centro de los ciclones tropicales. Esta región aproximadamente circular suele tener un diámetro de entre 30 y 65 kilómetros y suele encontrase en el centro geométrico de la tormenta. El ojo es siempre el lugar donde se registra la presión barométrica más baja. El aire comienza a descender en el centro de la tormenta. El Señor de las tormentas (también considerado el dios de la guerra). Es tipificado como un hombre pelirrojo con un martillo en la mano, el cual es el responsable de producir los truenos. Era el equivalente al dios romano Zeus. Una inscripción de un misionero cristiano del siglo XI, describiendo el culto a Thor, reza: "Thor preside el aire, gobierna sobre los truenos y los relámpagos, los vientos y las lluvias, el tiempo justo y los cultivos". Pero la Biblia nos devela con claridad quién es el que preside el aire y la tormenta, por encima de cualquier otro dios o fenómeno espiritual.

"Yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto" (Isaías 45: 6b-7). Grande fue mi sorpresa hace unos años atrás cuando me topé con este versículo. Me encontraba ayunando por liberación de una serie de circunstancias adversas que parecían no tener solución. De pronto abrí mi Biblia en Isaías, para descubrir que ¡Dios mismo era, muchas veces, el originador del caos, la adversidad y la oscuridad en nuestras vidas! No el que "permite" la tormenta que el enemigo nos envías - como a veces nos gusta creer -, ¡sino directamente el que la crea! Esto me produjo una suerte de enojo, un sentido de contradicción irritante. Luego de una breve pero intensa lucha mental, tuvo que caer rendida ante el concepto de que la soberanía de este Señor abarcaba tanto su control y dominio sobre el reino de la cruz como - y en igual magnitud - sobre las tinieblas. Dios gobernaba incluso desde las tormentas de mi vida, que Él mismo había creado para que finalmente le diera a Él todo la gloria. Por las presiones de todo tipo (físicas, materiales, emocionales, familiares y - las peores - espirituales), puede decirse que toda persona que está involucrada en el servicio cristiano muchas veces siente que su vida se convierte en una tormenta  para hallar la paz sobrenatural que excede todo entendimiento. Porque después de todo, probablemente Él haya creado esa adversidad para llevarnos al lugar donde finalmente será más y mejor glorificado su nombre.

(Extracto de libro: En el ojo de la tormenta, un ensayo sobre los problemas emocionales en el liderazgo cristiano. Usado con permiso. Disponible en Amazon.com)




Maria José es autora, profesora de teologia, y directora de Enjoy Servicios Editorales, Mar de Plata, Argentina. 

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